A estas dos medidas introductorias se le suman otros puntos: Pantalla . Al ser la principal fuente de despilfarro se la puede atacar desde varios frentes. Lo elemental es reducir el brillo al mÃnimo y de ser posible, activar la autorregulación. Además, recortar el tiempo de inactividad a 20 segundos para conseguir que se bloquee automáticamente lo antes posible.
Ante situaciones de alto consumo, nada como apelar al Modo de Ahorro de energÃa. Se puede mantener siempre activado, o al menos cuando el nivel de la baterÃa baja a un determinado porcentaje.
Aunque resulte curioso, el sistema de vibración del smartphone dilapida más baterÃa que el ringtone convencional. Es preferible suprimirlo como medio de notificación y como efecto háptico (el leve temblor que se experimenta al pulsar una tecla).
Widget.
Son esas pequeñas aplicaciones que se pegan en la pantalla principal. Estos software, entre los que abundan los de redes sociales, clima, conversores de moneda y horóscopos, basan su funcionamiento en la actualización periódica de datos. Lo mejor es mantener sólo los indispensables y limitar la conexión al momento de usarlos para dejarlos quietos.
Push.
La sincronización automática de las cuentas asociadas, lo que comúnmente se conoce como servicios push de aplicaciones como las del correo, consumen energÃa. Su misión es brindar notificaciones en tiempo real, pero para garantizar el servicio se requiere una constante comprobación mediante conexiones.
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